Están tan presentes en nuestro día a día que pasan inadvertidas. Las ventanas son elementos arquitectónicos básicos que forman ya parte de lo cotidiano, pero la forma en la que hoy día las concebimos son el producto de una larga evolución que se remonta al origen de los primeros asentamientos humanos. Hoy abrimos esta ventana a la historia para conocer algunos datos curiosos acerca de su origen y desarrollo.
Soluciones prácticas para iluminar los interiores
Luz, aire, ventilación y protección. Estos cuatro conceptos están muy presentes en el origen de las ventanas. Una historia milenaria que comienza en los primeros asentamientos de poblaciones sedentarias. Cuando estas poblaciones dejan de ser nómadas, lo primero que hacen es construir un hogar en el que establecerse y encontrar protección.
Estos nuevos espacios habitacionales de larga duración necesitan luz y ventilación para ser cómodos y seguros, y en un principio, lo más sencillo es buscar lugares con ventanas naturales, es decir, aberturas en piedra que permitan iluminar el interior de las cuevas. Sin embargo, con el desarrollo de nuevas herramientas y métodos de construcción, también habrá una evolución de las ventanas.
Con todo, los primeros ejemplos de estos elementos arquitectónicos no eran sino incisiones en piedra, de mayor o menor dimensión, dependiendo de la orientación del espacio, el tipo de clima y la seguridad del entorno. En el origen de las ventanas estas rudimentarias aberturas no estaban cubiertas por ningún otro material, por lo que resultaba complicado regular la temperatura en el interior.
Hacia la Edad de Bronce el ser humano se da cuenta de que hay mucho de mejorable en estas soluciones de iluminación y ventilación del espacio y la tecnología de las ventanas avanza hacia una nueva alternativa mucho más práctica: cubrir los orificios. Las primeras coberturas empleadas fueron pieles de animales estiradas y raspadas con esmero hasta hacerlas lo suficientemente traslúcidas como para disponer de una buena iluminación en el interior y una óptima protección del frío y de la lluvia.
Este tipo de recubrimientos tardaría muchos siglos en cambiar. En cierto modo, esta etapa inicial de la evolución de las ventanas se basaría más en el perfeccionamiento de las formas. Las aberturas en las fachadas empezarían a tener otro aspecto con la aparición de los marcos y hojas de madera cuyo funcionamiento era el mismo que el de las puertas. No obstante, habría que esperar hasta la época de los fenicios y a la invención del vidrio traslúcido para empezar a hablar de ventanas modernas.
La aparición de la ventana moderna
A pesar de que el vidrio es un material conocido desde la época de los fenicios, fueron los romanos quienes popularizaron el uso de este elemento en la arquitectura. En este sentido, España tuvo un papel protagonista en el desarrollo de las ventanas modernas. Tras la llegada de los romanos a la península ibérica, comienza la explotación de los primeros yacimientos de lapis specularis (piedra especular) en Hispania y con ello el acristalamiento de los edificios.
En Naturalis Historia, el historiador Plinio el Viejo ya menciona esta peculiar variedad de yeso (yeso selenítico). Destacaba Plinio en sus escritos las excelentes propiedades cristalinas y laminares de este material, lo que permitía un corte sencillo y su posterior aplicación en paredes y claraboyas para mantener las estancias iluminadas al mismo tiempo que las protegía de los cambios meteorológicos.
La localidad celtíbera de Segóbriga (Saelices, Cuenca), fue uno de los puntos de referencia en la obtención de este material. De hecho, todavía se conserva en la zona parte del complejo entramado de galerías y pozos (algunos de más de 30 metros de profundidad) desde los que se obtenía este material. Unos yacimientos que respaldan la teoría de que Hispania habría sido la región pionera en el uso de la piedra especular.
Tras el origen de las ventanas, este había sido el paso más destacado en lo que a cerramientos se refiere hasta la aparición del vidrio, a finales del siglo I d. de C. Los romanos se apropiaron de ese genial descubrimiento (conocido también en Egipto y Mesopotamia) con el que ya comerciaban los fenicios y aportaron una nueva característica al material al comprobar que, aplicando óxido de manganeso, el vidrio se aclaraba. Aun así, los ejemplos de esta época poco tienen que ver con la ventana moderna tal como la imaginamos en la actualidad.
Mientras tanto, en Asia se habían empezado a emplear las ventanas de papel, mucho más económicas y fáciles de montar, y en la América prehispánica las de mica, un mineral que funcionaba muy bien como aislante frente a las temperaturas extremas.
Nuevos procesos de fabricación
A partir del siglo XI empieza a proliferar la aplicación de vidrieras en los edificios ilustres. No se trata de algo casual, sino del cambio radical que experimenta la obtención del vidrio y con él la tecnología de las ventanas. Los pequeños trozos de vidrio se unían mediante segmentos de plomo creando una pieza única y fija, del estilo de las que todavía están presentes en las catedrales europeas de la época.
Los cambios de fabricación introducidos por los artesanos franceses del siglo XV permitieron producir vidrios más claros, de mayor tamaño y en mayor cantidad. Pero a pesar de que su implantación en iglesias y catedrales era ya común, aún no era un material de fabricación asequible para el pueblo llano. Las ventanas de la época, incluso las de las clases pudientes, se construían con gruesos marcos de madera, cuernos de animales reblandecidos (imitando las actuales láminas de las persianas) o tiras de pergamino aceitoso (en el caso de los hogares menos pudientes).
Fueron los ingleses quienes harían el vidrio accesible a un público mucho más amplio. Al parecer, los franceses ya conocían la técnica para fabricar cilindros de vidrio de hasta dos metros de diámetro y aplastarlos hasta conseguir enormes planchas. Pero era más rentable mantener estos conocimientos en secreto y controlar el mercado con precios blindados. El abaratamiento de los materiales, la aparición de la máquina de vapor y el proceso de industrialización permitiría el desarrollo de este negocio en Inglaterra, Bélgica y Alemania y la comercialización del vidrio como material de construcción común.
Los dos últimos grandes hitos en la tecnología de las ventanas anteriores al siglo XXI se produjeron con la fabricación del vidrio plano (láminas aplastadas por rodillos que se dejaban enfriar y se cortaban con el tamaño deseado) y la invención en 1903 del vidrio laminado (colocación de una lámina de plástico entre dos láminas de vidrio, aumentando así su resistencia).
La última tecnología en ventanas
La ventana moderna se define por su durabilidad, sus capacidades aislantes y su traslucidez. Aspectos que ahora nos resultan obvios pero que no siempre fueron características comunes. Son el resultado de todo un proceso evolutivo, tanto desde el punto de vista de los materiales empleados como de las formas que se han ido adoptando con el paso del tiempo.
De las ventanas ojivales con reminiscencias de Oriente a las ventanas deslizantes, comunes en la arquitectura victoriana; o del empleo del plomo al de los bastidores de madera, este es un recorrido que se define por una constante evolución.
Excelente contenido. Sin duda una evolución muy notoria, saludos
¡Gracias! 🙂