Con la elección de un determinado material de fabricación no solo estás decidiendo las características esenciales de cualquier cerramiento. Eficiencia, aislamiento, estética o protección son solo los factores que te afectan de manera más inmediata, pero también hay que pensar a largo plazo. La resistencia, la durabilidad y el ciclo de vida de estos materiales influyen de manera significativa en su impacto medioambiental. ¿Quieres hacer algo positivo por el futuro del planeta? La carpintería de PVC y el reciclaje son clave en los cerramientos ecológicos.
¿Qué es el PVC y para qué se utiliza?
El PVC o cloruro de polivinilo es un material versátil que se emplea en infinidad de sectores: el automovilístico, la salud, la electrónica y, por supuesto, la construcción. Como solución para la fabricación de tuberías, revestimientos y carpinterías en puertas y ventanas, el PVC destaca por sus numerosas aplicaciones, por su maleabilidad y por lo económico de su fabricación.
En el ámbito concreto de la edificación, el vinilo o polivinilo constituye una de las alternativas más resistentes y duraderas en la fabricación de todo tipo de elementos constructivos, desde vallas, techos, ventanas, puertas y cubiertas hasta revestimientos para suelos y paredes o tuberías.
¿El secreto de su éxito?
Es un material muy resistente que no se corroe, que no presenta demasiadas exigencias en cuanto a su mantenimiento, que se limpia sin dificultad y que proporciona un aislamiento térmico hasta tres veces superior al de una carpintería de aluminio convencional.
Cientos de productos de uso rutinario están fabricados en PVC. Ello también se debe a que la obtención de este material resulta muy económica.
¿Sabías que una de los ingredientes principales en la fabricación de vinilo es la sal? Sal (57%) y petróleo en bruto (43%) son la base de un proceso de polimerización que permite la elaboración de infinidad de artículos. Pero, aún hay más. Dado su alto potencial como material reciclable, el PVC es además una de las soluciones constructivas más ecológicas del momento.
Cerramientos de PVC y reciclaje: un ciclo de vida completo
Las empresas fabricantes de PVC cuentan con la certificación de Gestión Ambiental ISO 14001 otorgada por AENOR. Esta es la principal garantía de que los cerramientos de PVC que adquieres cumplen con unos estándares de gestión de recursos y residuos que minimizan el impacto medioambiental en el empleo de este tipo de materiales.
El certificado EMAS (Eco-Management and Audit Scheme) de Gestión medioambiental, otorgado por la unión Europea, cumple esta misma función aunque aplicando criterios de valoración todavía más estrictos, por lo que resulta una prueba inequívoca de la optimización de los recursos empleados en la obtención de polivinilo.
En las plantas de fabricación la inversión en técnicas y maquinaria cada vez más eficiente es una constante. Las carpinterías de PVC presentan una vida útil en torno a los 50 años, pero también es importante asegurar que en el proceso de obtención de estos perfiles no se invierta más energía de la necesaria. En este sentido hay que destacar que estos procesos están altamente tecnificados y que los materiales que se desechan durante la fabricación se vuelven a utilizar en futuros perfiles.
De este modo, la elaboración de carpinterías de PVC y su reciclaje completan un ciclo de vida que se realimenta a la perfección.
¿Y qué entendemos por ciclo de vida? Este concepto hace referencia a una técnica científica que a menudo se emplea en el sector industrial para establecer una relación objetiva entre:
- Los recursos naturales empleados.
- La energía invertida en el proceso de producción.
- La vida útil del producto hasta que se convierte en un residuo.
Esto exige que nos hagamos otra pregunta: ¿cómo se fabrica un cerramiento de PVC? El proceso se divide en cuatro fases:
- Extrusión: los ingredientes de la base de composición del PVC se mezclan y se funden en una máquina extrusora que a través de una boquilla arroja el material convertido en sólidas barras de unos seis metros de longitud.
- Diseño: las barras de PVC se cortan atendiendo a las medidas requeridas y se ensamblan con perfiles de refuerzo y con soldaduras o atornillados para la obtención de un marco cerrado.
- Instalación de juntas: las juntas de caucho sintético aplicadas entre el marco, el poste y los perfiles de la hoja servirán para bloquear el paso del aire y garantizar el aislamiento térmico y acústico.
- Acristalamiento: se procede a la colocación de los vidrios y al sellado final que impedirá la penetración de aire o agua.
Atendiendo a las características del PVC y a las prestaciones que proporciona como solución de cerramiento en los edificios, es fácil entender por qué este material está realizando una importante aportación a la mejora de la calidad de vida de los usuarios y al equilibrio medioambiental del planeta.
¿En qué consiste el reciclaje de este material?
A lo largo de la última década se han desarrollado en Europa importantes proyectos para la promoción del reciclaje de carpintería de PVC. Iniciativas como Recovinyl o VinylPLUS, a las que se adhirieron casi una veintena de países con 107 puntos de reciclaje activos, reflejan el éxito de este material y del esfuerzo creciente de las empresas por aprovechar al máximo todo su potencial.
El punto clave en el reciclaje del PVC está en el proceso de demolición. Aplicando los procedimientos adecuados es posible recuperar los cerramientos de un inmueble que va a ser reformado o demolido antes de que se acometan las obras. Durante este proceso se realiza una separación selectiva de los materiales presentes en las carpinterías de puertas y ventanas y se trasladan a estos centros de reciclaje en los que se le da al PVC una nueva oportunidad.
Al año se generan en Europa miles de toneladas de residuos de cerramientos de este material. La idea que respaldan las empresas fabricantes no es solo la de su reutilización sino la de reducir los desperdicios que se generan con el derribo de un edificio.
En el caso concreto de España hay que tener en cuenta que las carpinterías de PVC tienen poco más de tres décadas de historia, por lo que todavía es muy pronto para valorar el alcance de su reciclaje. A tenor de su larga vida útil, la gran mayoría de estos cerramientos continúa todavía en uso.
Se estima que el PVC se puede reciclar hasta una decena de veces. Si tenemos en cuenta que uno de estos cerramientos puede tener una vida útil de hasta 50 años, ya te puedes hacer una idea del gran ahorro de energía y de recursos que supone el empleo de este material.
No obstante, hay que subrayar que, en sentido estricto, las carpinterías de PVC no son 100% reciclables. Hay un pequeño porcentaje de los materiales que la componen que no se vuelven a emplear en la fabricación de nuevos perfiles.
Con todo, se trata de apenas un 18% del total de la ventana, frente al restante 82% que no presenta ningún inconveniente a la hora de ser retransformado en un nuevo artículo de excelente calidad.
El protocolo de Kyoto y la nueva normativa española exigen la implantación de soluciones constructivas no solo más eficientes desde el punto de vista del ahorro energético sino en cuanto a sus capacidades de aprovechamiento. En este escenario, el PVC se ha convertido en uno de los materiales clave en la fabricación de cerramientos con una vida útil mucho más larga y unas posibilidades de reciclaje nada desdeñables.
En Alugal trabajamos con la línea Greenline de Kömmerling, un concepto de fabricación revolucionario que se completa al final de la vida útil de los cerramientos: Kömmerling recicla sus cerramientos de PVC y los transforma en material para fabricación de nuevas ventanas.