La limpieza y seguridad del aire que respiramos se ha convertido en un objetivo prioritario tanto en ambientes públicos como privados. Aunque las ventajas del aire purificado ya se conocían desde hace mucho tiempo, los recientes cambios a nivel sanitario y social han hecho que estos aspectos cobren mayor importancia. Uno de los métodos más eficientes y seguros para mejorar la calidad del aire es el empleo de sistemas purificadores.
¿En qué se basa la calidad del aire?
La calidad de aire está relacionada con la concentración de elementos contaminantes en el ambiente y en cómo estos llegan al receptor. En el exterior, esos agentes contaminantes se ven modificados por aspectos climatológicos que no se pueden controlar: la humedad relativa, la temperatura, la presión atmosférica… La combinación de estos factores con otros aspectos como la intensidad del tráfico rodado o las emisiones de dióxido de carbono generadas por el ser humano favorecen a los episodios de inmisión, es decir, a una caída notable de los niveles de calidad del aire.
Cada vez son más las ciudades que cuentan con protocolos específicos para hacer frente a esos episodios de contaminación. Una de las medidas más extendidas es la de evitar el tráfico de vehículos en el centro de la urbe. En esta zona se dan dos condiciones que afectan de forma negativa a la calidad del aire que respiramos: el aumento de la de temperatura y una menor dispersión del aire.
Es el escenario perfecto para que las partículas de contaminación se acumulen formando lo que popularmente se conoce como ‘boina’ de polución. Un fenómeno que se puede colar en el interior de tu hogar si no dispones de una barrera protectora eficiente como unas buenas ventanas herméticas y/o un sistema de purificación de aire.
Métodos de medición de la calidad del aire en interior
Hasta hace poco tiempo, la calidad del aire había sido abordada desde una perspectiva muy amplia: grandes ciudades, núcleos urbanos y, en general, espacios de exterior. Pero, ¿qué sucede con el aire que respiramos en los espacios cerrados? El aire de mala calidad resulta tan dañino en los espacios abiertos como en los de interior.
Ya desde finales de 2016, en el marco de la transición de energía limpia planteado por la Comisión Europea, se abordó la necesidad de proporcionar ciertas directrices para garantizar las condiciones ambientales saludables en espacios cerrados. En este sentido, la CE puso de relieve la importancia de que la eficiencia energética de un edificio estuviera también supeditada a la optimización de la salud y no solo al ahorro de recursos.
Con todo, en la actualidad no existe todavía un consenso legislativo de referencia para determinar la calidad ambiental de un espacio de interior. En ausencia de este marco regulador se aplican las recomendaciones higrotérmicas del RITE (Reglamento de Instalaciones Térmicas) y las exigencias básicas de salubridad del CTE (Código Técnico de la Edificación). No obstante, estos documentos no abordan factores específicos sobre la calidad del aire. Así, este tipo de evaluaciones sigue siendo una tarea pendiente más allá de que algunas empresas privadas ofrezcan sus propios análisis.
Ventajas del aire purificado
Así como existe cierto retraso en la adopción de unos parámetros estandarizados para la evaluación de la calidad del aire en espacios cerrados, las investigaciones sobre los beneficios de respirar aire purificado sí son más concluyentes.
Si bien los estudios más recientes están, sobre todo, orientados a las cuestiones sanitarias en relación al control de enfermedades infecciosas, las ventajas del aire purificado ya eran conocidas con anterioridad:
- Disminuye la posibilidad de contraer alergias.
- Se evitan problemas respiratorios, especialmente en personas vulnerables como niños y ancianos.
- La convivencia con mascotas es mucho más llevadera.
- Al haber una menor acumulación de polvo y pelusas hay una mayor sensación de limpieza en el mobiliario, en la ropa, en el suelo…
- Las horas de sueño y de descanso resultan mucho más reconfortantes.
- Se reduce el riesgo del contagio de enfermedades que se transmiten por vía aérea.
- A mayor pureza de aire, menores niveles de estrés.
¿Cómo funciona un purificador de aire?
A medida que pasa el tiempo tomamos más conciencia sobre el origen de los alimentos que ingerimos, la pureza del agua que bebemos o el aire que respiramos. El concepto de bienestar se extiende a todos los ámbitos de la vida y cada vez somos más exigentes con todo aquello que afecta a nuestra salud.
Para ofrecer una respuesta eficiente a estas nuevas necesidades hemos ido incorporando a nuestro entorno elementos que son una garantía de confort, seguridad y bienestar. Entre estos dispositivos que se encargan de proporcionarnos un ambiente más saludable en casa o en la oficina están los purificadores de aire.
Un purificador de aire es un dispositivo diseñado para eliminar los patógenos y partículas contaminantes que flotan en el ambiente. Utiliza un sistema de filtración que permite atrapar el polvo, el polen, las pelusas o los gérmenes para devolver a la estancia un aire limpio y seguro.
La temperatura en el interior de los hogares suele mantenerse constante entre los 19 y los 23 grados, proporcionando a infinidad de partículas potencialmente peligrosas el ambiente ideal para establecerse. La filtración del aire para evitar este problema puede realizarse de dos formas:
- Sistema de ventilación de aire de doble flujo: por un extremo recoge el aire contaminado del exterior y por el otro lo introduce en la estancia tras haber sido filtrado. Esto impide que en la estancia entre aire contaminado en ningún momento. Es un recurso empleado sobre todo en el ámbito quirúrgico y hospitalario.
- Purificadores de aire portátiles: no requieren de instalación y se pueden mover de una estancia a otra. Captura el aire que ya está presente en la propia estancia, lo hace pasar por un sistema de filtros que atrapan las partículas nocivas y devuelve el aire ya purificado. Es la modalidad más empleada en el ámbito doméstico.
Por las particularidades de su funcionamiento, el purificador de aire no suele emplearse como una solución independiente. En esta búsqueda del máximo confort en el hogar lo habitual es que se combine con otros elementos de climatización como el aire acondicionado o los deshumidificadores.
¿Qué puedes esperar de un purificador de aire portátil para el hogar?
Las prestaciones y la capacidad de estas soluciones para mejorar la calidad del aire de una habitación varían en función de su tamaño, su potencia, su ubicación y el tipo de filtrado que emplea (fibra de vidrio, fibras sintéticas, carbón activado, campos electromagnéticos, radiación ultravioleta…). No obstante, hay algunos rasgos comunes que definen a todos estos dispositivos:
- Son realmente efectivos en habitaciones pequeñas, donde está garantizado su alcance a cualquier rincón. Su rango de funcionamiento suele estar en torno a los 40 m2.
- Sirven para purificar el aire que ya está dentro de la estancia, pero no eliminarán las partículas contaminantes provenientes del exterior, por lo que necesitas unos buenos cerramientos que bloqueen la entrada de polvo, polen y otras sustancias.
- Son capaces de atrapar hasta el 99% de las partículas contaminantes que se encuentran en el aire. No obstante, deben ubicarse en lugares muy específicos para que cumplan con su función: nunca en las esquinas y, al menos, a medio metro del suelo.
- Algunos modelos no solo purifican el ambiente generando nuevo aire limpio sino que desinfectan las superficies cercanas y el aire que circula por la estancia al liberar radicales hidroxilos (OH) que acaban con las sustancias potencialmente peligrosas para la salud.
- Los dispositivos más avanzados tienen un consumo de energía muy reducido. Es un aspecto que hay que valorar antes de adquirir uno de estos dispositivos ya que deben mantenerse en funcionamiento entre cinco y ocho horas al día para que sean eficientes.