Dos de las decisiones más importantes en la construcción o la reforma de una vivienda son la elección de los cerramientos y de los pavimentos de interior. Escoger un suelo para tu hogar, que se adapte a las características de tu estilo de vida, a las necesidades del propio inmueble y a tus gustos personales es una decisión que afecta no solo al aspecto sino a la eficiencia de tu casa. ¿Estás al tanto de cuáles son los tipos de pavimento que más te convienen?
Durabilidad, estética y economía: las claves de los suelos de interior
Todos los elementos estructurales de una casa tienen que estar en sintonía. Aunque es posible obtener muy buenos resultados con la combinación de estilos, es importante tener en mente que el éxito del resultado final se ha de valorar en el conjunto, no en cada pieza por separado.
Cuando eliges un pavimento de interior, el tope de presupuesto que te has fijado o tus preferencias en cuanto a estilo no deberían ser lo prioritario. Es más importante tener en cuenta otras variables que a la larga resultan más trascendentes. Por orden de relevancia, estas son los aspectos clave en la elección de los suelos para tu hogar:
- Factores ambientales de la zona en la que vives
- Necesidades especiales para la óptima climatización de las estancias
- Dimensiones de la superficie a pavimentar
- Convivencia o no con mascotas
- Tipo de materiales más recomendables
- Nivel de tránsito de cada habitación
- Luz natural y artificial en las estancias
- Color de las paredes y los cerramientos
- Estética de la vivienda en general
- Inversión que estás dispuesto a realizar
De forma resumida, la toma de una decisión se basa en tres conceptos: la durabilidad, la estética y la economía. Encontrar el equilibrio entre estos tres factores podría parecer algo complicado, pero por suerte hoy en día el mercado de los pavimentos interiores ofrece numerosas alternativas para que encuentres siempre una solución a tu medida.
¿Cuáles son los principales tipos de pavimento?
¿Alguna vez te has sentado en un restaurante y te has sentido abrumado por una carta demasiado extensa? Algo similar sucede con los catálogos de suelos para el hogar. Hay tantos tipos de pavimento, que dar con el más conveniente, en ocasiones, requiere la intervención de un experto en la materia que le ponga nombre y textura a tus ideas.
Por otro lado, no hay necesidad de limitarse a un único tipo de suelo. En función de las características de cada estancia, tal vez resulte interesante modificar el material, el color o el acabado. Déjate asesorar y no desestimes ninguna alternativa.
Tres grandes grupos de suelos de interior
Más allá de las particularidades específicas de cada pavimento, los suelos que habitualmente se emplean en el hogar se dividen en tres grupos:
- Suelos porcelánicos, cerámicos o de mármol
- Suelos laminados o de madera
- Suelos vinílicos o de linóleo
Las posibilidades de cada pavimento no dependen en exclusiva de las propiedades de cada material sino del lugar en el que va a emplearse. Su potencial es siempre relativo: un suelo que funciona muy bien en una determinada estancia puede resultar un error en otra. Lo más conveniente es analizar las ventajas e inconvenientes de cada opción de forma pormenorizada.
Suelos porcelánicos, cerámicos o de mármol
Los suelos cerámicos son una solución rápida y económica para la pavimentación de cualquier estancia del hogar. Se montan baldosa a baldosa sobre una superficie previamente habilitada para ello y se puede reemplazar sin demasiadas complicaciones: basta con sacar la baldosa dañada y colocar otra de idénticas características. El hecho de que no requiere de grandes obras es uno de sus puntos a favor, al igual que su precio. Sin embargo, son suelos fríos y no ayudan a mejorar el confort de una casa ubicada en un entorno con bajas temperaturas.
Los suelos porcelánicos se diferencian de los anteriores en el proceso de cocción de las baldosas. Son suelos de enorme resistencia, por lo que puedes tener las garantías de que van a durar mucho tiempo. La desventaja es que la calidad tiene un precio y los suelos porcelánicos son caros. No obstante, es un desembolso que se compensa con su durabilidad y con la versatilidad de sus acabados, ya que pueden imitar al mármol, la piedra, la madera e incluso a los pavimentos continuos, por lo que son útiles tanto en un salón como en un baño o una cocina.
Los suelos de mármol y en general cualquier suelo de piedra natural tienen un coste muy elevado. La resistencia es su punto fuerte, aunque requieren de cierto mantenimiento: pulido y limpiezas especiales para que no pierdan lustre. Además, son suelos que se manchan con más facilidad que otro tipo de materiales, por lo que no te conviene emplearlos en la cocina.
Suelos laminados o de madera
Las opciones laminadas y de madera son ideales para quienes buscan un suelo cálido y de aspecto elegante. En el caso de los suelos de madera, el principal inconveniente es que necesitan un mantenimiento periódico (acuchillado) que puede exigir la contratación de servicios profesionales. Tampoco son los suelos más indicados cuando hay mascotas en casa ya que es fácil que rayen la superficie con las uñas. Los ambientes húmedos o aquellos en los que se producen cambios muy bruscos de temperatura no le sientan nada bien, así que olvídate de utilizarlos en el cuarto de baño.
Una alternativa más versátil es la de los suelos laminados que, si bien no tienen porqué estar fabricados en madera, la imitan a la perfección para ofrecer una estética igual de elegante y acogedora. Se denominan laminados porque se componen de láminas que han sido fabricadas con madera o derivados de esta, prensados y adecuados a todo tipo de ambientes. La gran ventaja es que no requieren de acuchillado, por lo que el mantenimiento es más económico, algo que podría compensar el desembolso inicial.
Suelos vinílicos o de linóleo
Si das prioridad al aislamiento térmico y acústico a un precio razonable, tal vez deberías pensar en los suelos vinílicos como solución de pavimentación para tu hogar. Son sistemas que han evolucionado mucho hasta conseguir una estética atractiva, más acorde con las actuales exigencias de la decoración de interiores. Destacan por su amplio catálogo de posibilidades, sus innumerables formatos y su facilidad de instalación, ya que se pueden colocar sin eliminar el suelo preexistente. Una alternativa estupenda en pequeñas reformas, pero tal vez no para plantear como solución de pavimentación en todas las estancias de la casa si lo que buscas es un suelo con personalidad.
La versión ecológica de los suelos vinílicos son los suelos de linóleo, fabricados a partir de una mezcla de aceite de linaza y materiales biodegradables prensados. Son suelos bastante resistentes, que en los últimos años han dado el salto de los ambientes industriales al entorno doméstico. No se aclimatan muy bien a las estancias demasiado húmedas, por lo que es mejor prescindir de ellos en el baño, y tampoco resisten las cargas pesadas, así que es importante tener en cuenta las características del mobiliario de la estancia. Por el contrario, sus propiedades antiestáticas lo convierten en una alternativa muy útil en el salón y los dormitorios, donde actúa como un estupendo repelente del polvo y los ácaros.