La condensación es la forma más común en la que la humedad se manifiesta en los hogares. La falta de una ventilación adecuada, la mala disposición del mobiliario y el funcionamiento incorrecto de los sistemas aislantes intensifica sus efectos y lo que en principio podría parecer un problema meramente estético termina convirtiéndose en un riesgo para la salud.
¿Por qué se produce la humedad por condensación?
De forma habitual, el fenómeno de la condensación resulta más llamativo durante el invierno. No es casual que sea durante los meses de más frío cuando solemos darnos cuenta de que nuestro hogar se está viendo afectado por la humedad. Los efectos son visibles principalmente en las ventanas, cuyos cristales amanecen cubiertos por una capa interior de vaho que se desliza a modo de gotas de agua sobre la superficie, y que en algunos casos puede llegar a humedecer superficies cercanas o suelo, como consecuencia del líquido que se desprende.
Pero ¿por qué se condensa el agua en las ventanas? En realidad el agua se condensa en cualquier superficie en la que se produzca un intercambio térmico importante y, en este sentido, los cristales de las ventanas son el elemento más vulnerable de tu casa. La temperatura de la superficie del cristal está por debajo del punto de rocío del aire que está en contacto con esta y provoca que el vapor de agua presente en el ambiente se condense sobre ella.
Como el cristal de la ventana es una superficie no absorbente es muy fácil observar los efectos de este fenómeno, pero realmente la humedad por condensación está presente en muchos otros puntos de tu casa y probablemente la hayas visto aparecer en forma de manchas, moho y otros efectos antiestéticos.
Problemas de condensación: mucho más que una cuestión estética
Las viviendas afectadas por los efectos de la condensación son el lugar de residencia escogido por un sinfín de microorganismos que suponen una seria amenaza para la salud de las personas y animales que residen en tu hogar.
El moho de interior, cuyo aspecto no resulta demasiado agradable, es el responsable de que la casa tenga ese olor tan característico de la humedad que no es sino el producto de un conglomerado de bacterias, proteínas, glucanos y compuestos orgánicos volátiles. Esporas invisibles que se esconden por todos los rincones y que se aprovechan de la humedad allí donde la encuentran para establecer un nuevo campamento base.
Aparte de causar daños materiales en paredes y mobiliario, el moho, las bacterias y los ácaros son los responsables de alergias e infecciones respiratorias que se agravan en estos ambientes en los que la humedad por condensación permite que estos microorganismos puedan presumir más que nunca de su poder colonizador.
Liberación de esporas del hongo Aspergillus (moho)
El exceso de humedad ambiental también tiene repercusiones en personas con reuma, artrosis y otras enfermedades óseas. Si bien no es el causante de la enfermedad, sí es el responsable de que sus síntomas se intensifiquen y sean más molestos. Por eso es tan importante adoptar las medidas necesarias para atajar el problema en cuanto se detectan las primeras evidencias de un exceso de humedad en el ambiente.
Cómo evitar condensaciones
Para regular los niveles de humedad de tu hogar puedes adoptar una serie de rutinas saludables que no te llevarán demasiado tiempo:
- Ventilar las habitaciones a diario entre 5 y 10 minutos.
- Generar corrientes de aire en el interior de la casa.
- Evitar tener un gran número de plantas cerca de las ventanas.
- Evitar secar la ropa en el interior de la vivienda.
- Mantener los muebles ligeramente separados de las paredes.
De forma provisional puedes recurrir a dispositivos específicos para el control de la humedad en el ambiente como son los deshumidificadores y los purificadores de aire (el deshumidificador se encarga de regular el nivel de humedad pero no elimina las esporas, de ahí que en los casos más graves lo aconsejable sea el uso de un purificador de aire con filtro HEPA), además de utilizar pintura antifúngica.
Estas soluciones temporales pueden resultar muy eficaces en el tratamiento de este tipo de problemas, puesto que el deshumidificador extrae la humedad sobrante (que se deposita en un depósito) y devuelve al ambiente un aire más seco, mucho menos dañino para tu salud porque el ambiente de tu casa deja de ser el medio ideal para la reproducción de hongos oportunistas como el moho, evitándose de esta manera su profileración.
No obstante cuando la condensación persiste, este tipo de hábitos o de dispositivos resultan insuficientes y solo existe una manera de ponerle fin. En Alugal te recomendamos que te adelantes al problema instalando siempre sistemas de cerramiento aislantes.
La solución definitiva: ventanas aislantes
Deshacerse de la condensación y sus consecuencias para la salud y estética de tu vivienda puede ser un proceso lento y costoso. Y lo peor de todo, un problema recurrente. La única solución definitiva es instalar ventanas adecuadas. Para dotar a tu hogar de un buen sistema de aislamiento que además te permita prevenir la humedad por condensación debes prestar atención a las siguientes características:
- Elige el material adecuado. Olvídate del aluminio y por supuesto de la madera. Para estos casos lo mejor son las ventanas de PVC con un buen aislamiento térmico (valor U siempre inferior a 2, cuanto más bajo menor pérdida de calor).
- Asegúrate de que tus ventanas incluyen un sistema de ventilación controlada para garantizar la renovación del aire de tu hogar sin una gran pérdida de energía. Con los sistemas Kömmerling el aire se renueva sin necesidad de que abras la ventana, lo que es perfecto para el invierno.
- Instala vidrios de baja emisividad (Low E) para reducir la pérdida de calor.
- Vigila la carpintería, las juntas aislantes que rodean los cristales, el sellado y los valores de estanqueidad, dado que son los parámetros más sensibles a la hora de mantener la temperatura del cristal y prevenir la condensación del agua.