Así como durante el invierno cambias de hábitos y de vestimenta, también tu hogar necesita de algunas modificaciones en esta estación. Una buena puesta a punto de la casa te permitirá aprovechar mejor los recursos, garantizar la eficiencia energética y prevenir algunos de los problemas más comunes en época de frío.
¿Cómo preparar la casa para el clima invernal?
Por separado son solo aspectos con una función determinada: mantener una buena temperatura en la casa, garantizar la seguridad del inmueble frente a las condiciones climatológicas adversas o asegurar el uso adecuado de los recursos.
En conjunto, los detalles que analizamos a continuación son los que determinan el nivel de confort y eficiencia del hogar. Algunos de ellos son más vulnerables al invierno como consecuencia del frío, la nieve, la lluvia o las heladas. Tómate tu tiempo en darles un repaso para evitar eventuales problemas en su funcionamiento.
1. Pon a punto el sistema de calefacción
La caldera es uno de los grandes desafíos a los que se enfrentan los hogares durante el invierno. Es un elemento fundamental en lo que se conoce como HVAC (por sus siglas en inglés): el sistema de calefacción, ventilación y aire acondicionado del que depende el buen ambiente de tu casa.
No deberías dejar pasar más de dos años entre las revisiones de la caldera. Es un trabajo que debe realizar un técnico especialista en HVAC, el único capacitado para revisar filtros, niveles de salida, niveles de monóxido de carbono, conductos, salidas y niveles de presión.
Puedes dejar para tu tiempo libre algunas inspecciones más superficiales y accesibles. Comprueba que los radiadores se calientan al nivel deseado. Es habitual que después de un tiempo sin uso sea necesario purgarlos para extraer el aire que hayan podido acumular en el caso de que emitan ruidos extraños o de que se calienten más por abajo que por arriba.
¿Cómo se purgan los radiadores?
- Asegúrate de que la caldera está apagada y los radiadores fríos.
- Empieza el vaciado de aire desde el radiador más cercano a la caldera para seguir el flujo de agua del sistema.
- Coloca un pequeño recipiente bajo la llave lateral del radiador y hazla girar con una moneda o un destornillador.
- Saca todo el aire y, cuando empiece a salir agua de forma fluida, cierra la llave del radiador.
- Repite la operación en todos los radiadores de la casa siguiendo el orden de circulación del agua.
- Al terminar, revisa la presión de la caldera ya que al extraer el agua esta puede haber disminuido. En frío, la presión de la caldera debería estar entre 1 y 1,5 bares.
2. Revisión de chimenea y estufa
Al igual que el sistema de calefacción, también requieres de una inspección periódica en torno a los dos años. Sin embargo, el estado de estufas y chimeneas depende mucho de la intensidad de uso. Muchas veces se emplean como fuentes de calor complementarias, por lo que no sufren tanto las consecuencias del uso continuado.
Aunque puedes hacer un mantenimiento periódico con algunos productos que se queman y limpian los conductos de forma automática, no siempre son la mejor solución. La forma más segura, ecológica y eficiente de realizar este trabajo es llamando a un deshollinador.
Por otro lado, recuerda que para mantener la chimenea en buenas condiciones lo ideal es emplear solo leña seca. Si haces un gran pedido de madera para calentarte durante todo el invierno, no olvides almacenarla a cubierto y a una distancia prudencial del inmueble de al menos 10 m.
3. Aísla las ventanas
Cuando los cerramientos de casa son demasiado viejos o ineficientes, de poco servirán las intervenciones que hagas para evitar problemas como el exceso de humedad o de ruido. La colocación de burletes es solo una medida adicional, pero en ningún caso sustituye el potencial de unas puertas o ventanas de calidad.
Si necesitas emplear este tipo de elementos es porque tus cerramientos no son 100 % eficientes. Mientras te planteas un eventual cambio de puertas y ventanas para garantizar la eficiencia energética de tu hogar, puedes emplear burletes de goma en la parte baja de las puertas y en las ventanas que no encajan bien. Por estos resquicios es por donde se produce la mayor pérdida de temperatura en el hogar.
4. Limpia los canalones
Durante el otoño, la caída de las hojas de los árboles puede haber provocado obstrucciones en los canalones del tejado y los tubos bajantes. Las lluvias y la bajada de las temperaturas pueden complicar el problema si no actúas a tiempo.
Este sistema para la canalización del agua de lluvia solo es eficiente cuando se encuentra libre de residuos. De otro modo podría hacer que el agua se desbordara provocando inundaciones en los accesos a la vivienda, los garajes o los sótanos.
Consejos para el mantenimiento de los canalones
- Recoge el grueso de la suciedad a mano y retira los restos más sólidos con un cepillo de cerdas duras.
- Aplica agua a presión sobre el canalón y el bajante para eliminar posibles obstrucciones.
- En el caso de que el canalón esté ya muy tupido, emplea además un pasacables de gran calibre. Introdúcelo por la salida inferior del bajante y empuja hasta el bloqueo. Ve girándolo con delicadeza para ir deshaciendo el tampón.
- Como medida de prevención, utiliza un salvahojas. Son telas semirrígidas perforadas y fáciles de instalar que ayudan a filtrar la hojarasca para que esta no se quede depositada en el interior del canalón.
5. Revisa el techo
Ante cualquier indicio de que pueden estar apareciendo humedades por goteras, dale un repaso al tejado del inmueble. Las tormentas severas pueden haber acelerado el desgaste de las tejas e incluso haberlas desplazado de lugar. Las heladas contribuirán a su deformación y, si no actúas con rapidez, el agua terminará colándose en casa.
Inspecciona sobre todo los tapajuntas alrededor de ventanas, tragaluces y claraboyas, así como las más cercanas a alguna tubería. Y si encuentras alguna teja que ha empezado a doblarse o agrietarse, reemplázala para evitar males mayores. Si el problema está en la acumulación de musgo o la aparición de hongos en las superficies, puedes aplicar algún producto fungicida.
6. Protege las tuberías exteriores
Las bajas temperaturas y los elementos que contienen agua no forman una buena combinación. Aunque cada vez se emplean materiales de fabricación más resistentes, deberías proteger las tuberías de la casa que queden más expuestas al frío.
Una forma rápida de mejorar el aislamiento de las tuberías que quedan a la vista en jardines, terrazas y garajes es aplicar coquillas o tubos corrugados. Tienen un precio económico, son muy fáciles de instalar y te ahorrarán problemas de congelación y roturas.
En el caso de que tengas mangueras al descubierto en el jardín, no olvides vaciarles el agua después del uso para que no revienten. El empleo de un accesorio de aire comprimido te ayudará a completar el proceso sin esfuerzo y en apenas unos minutos.
7. Cuida los exteriores de la vivienda
Repasa con cuidado que las tomas o enchufes del exterior estén bien protegidos. Es uno de los principales problemas por los que los plomos acaban saltando durante el invierno. Otra de las claves del mantenimiento de la casa en invierno está en las fachadas. La mayoría de las grietas suelen aparecer en estos meses como consecuencia de la congelación del agua y la dilatación de esas pequeñas fisuras. Conviene repararlas para que no vayan a más.
Si dispones de mobiliario en el jardín o terraza, protégelo de la humedad y las bajas temperaturas empleando lonas impermeables. Incluso el mobiliario apto para exteriores se deteriora más rápido si pasa las noches de invierno a la intemperie. Si no prevés emplear mesas, sillas, barbacoas y otros accesorios durante el resto de la temporada, lo mejor es almacenarlos a cubierto.