Las persianas son un importante elemento en la estética de un inmueble así como uno de los puntos débiles de su envolvente térmica. Con la elección de un determinado tipo de persiana no solo estás seleccionado un modo de controlar la luz que entra en casa sino que estás influyendo de manera significativa en la eficiencia energética de tu hogar.
El papel de las persianas en el confort de una vivienda
Como todo lo relacionado con la arquitectura de un inmueble, también las persianas han ido experimentando un cambio notable con el paso del tiempo. Si en un principio se concebían como una especie de muro móvil destinado a ofrecer una mayor protección a las construcciones, hoy en día son elementos de gran relevancia en la estética, el confort y el ahorro de energía.
Con el desarrollo de las técnicas de fabricación y el empleo de nuevos materiales, las persianas han ido ganando valor estético y funcional.
De ser un simple muro divisorio entre la calle y el interior del inmueble, estos elementos han terminado convirtiéndose en un rasgo característico de las fachadas que desempeña una triple función:
- Mejorar la seguridad: es una función que no se limita a las persianas de bancos, restaurantes o establecimientos comerciales. También en el hogar las persianas proporcionan protección y seguridad a sus moradores. Estas evitan que los vidrios, los marcos y los anclajes de las ventanas sean accesibles desde el exterior y reducen su vulnerabilidad.
- Controlar la luz: las necesidades de luz natural de una estancia no son siempre las mismas sino que varían en función de la hora del día. Las persianas permiten controlar la luz, modularla y proteger muebles y cortinas del desgaste que provocan los rayos del sol. Esta función es extensible al control sobre la privacidad: una barrera que permite regular la luz es también un elemento con el que puedes decidir qué es lo que se muestra desde el interior.
- Incrementar la eficiencia energética: los cerramientos son una de las partes más sensibles en relación a la envolvente térmica de un edificio. La incorporación de un tipo de persiana que se adapte a las características de cada espacio limitará las pérdidas de temperatura y favorecerá al ahorro de energía.
Un toque de distinción en tu fachada
En cuanto al papel decorativo que desempeñan las persianas hay que destacar la versatilidad de estos elementos y su facilidad para adaptarse a todo tipo de ambientes. Desde casas rurales hasta modernos edificios de ciudad, siempre es posible encontrar un diseño que encaje a la perfección con el estilo del inmueble y de su entorno. Con independencia del color o de las particularidades de su diseño, la personalidad de una persiana se define sobre todo por su material de fabricación:
- Persianas de madera: la madera tiene un efecto muy vistoso en las arquitecturas más tradicionales. El principal problema es que se trata de un material sensible a los cambios de temperatura y humedad, aparte de requerir un mantenimiento regular y costoso.
- Persianas de PVC: son una alternativa económica y eficaz, sobre todo desde el punto de vista del aislamiento. No en vano, tanto las ventanas como las persianas de PVC son las más demandadas por los usuarios.
- Persianas de aluminio: su coste es algo superior al de las persianas de PVC, pero a cambio proporcionan un mayor nivel de seguridad. Son persianas resistentes y duraderas que se limpian con facilidad y que apenas requieren de mantenimiento.
El peso, la frecuencia de uso y el hecho de si se trata de persianas de interior o de exterior serán los principales aspectos a tener en cuenta en el momento de elegir el material de las persianas que deseas instalar. Recuerda que el rendimiento siempre debe estar por encima de su valor estético.
¿Qué tipos de persianas puedes emplear en tu hogar?
Si el material de fabricación de una persiana tiene mucho que decir acerca de su funcionalidad y su estética, más importante aún resulta su diseño. Las características en la apertura y el cierre, los detalles de sus acabados y la posición que ocupan varían en función del tipo de persiana al que nos estemos refiriendo. Aunque los fabricantes se esmeran en presentar soluciones cada vez más novedosas, los modelos de persiana más populares del mercado se pueden dividir en cuatro grandes bloques:
- Persianas enrollables: el cuerpo de la persiana está formado por un conjunto de lamas que se enroscan sobre sí mismas para acabar recogidas en el interior de un cajón ubicado en la parte superior de la ventana que se conoce como sistema monoblock. En los modelos más avanzados el diseño de este cajón está medido al milímetro para evitar filtraciones de aire por esta parte de la ventana. La recogida y extensión de la persiana se puede realizar mediante cinta o torno, en el caso de las opciones más tradicionales, o mediante motor o aplicaciones domóticas en las persianas más modernas.
- Contraventanas y mallorquinas: son persianas de lama fija o regulable que se emplean sobre todo en aquellos entornos en los que la estética tiene un valor destacado. Gracias a los diferentes sistemas de apertura con los que se comercializan (correderas, plegables, orientables…) las contraventanas y mallorquinas se adaptan con gran facilidad a todo tipo de fachadas y aportan un toque de color y personalidad muy atractivo.
- Persianas graduables para exterior: son los modelos más demandados en aquellos hogares que disponen de grandes ventanales y que, por tanto, son más vulnerables desde el punto de vista de la seguridad o los cambios de temperatura. Este es el tipo de persiana más recomendable en los grandes cerramientos en los que los modelos enrollables resultan demasiado pesados y problemáticos. Las persianas graduables para exterior funcionan como estores microperforados o de estilo veneciano que se pueden regular con facilidad y que van provistos de guías que impiden que se puedan elevar mediante el uso de la fuerza.
- Celosías y parasoles: más que persianas se trata de estructuras de barras o listones que se acoplan a la ventana o a la parte superior de esta. Desde el exterior proporcionan una imagen moderna y funcional a la fachada, por lo que son frecuentes en edificios comerciales y espacios de negocio. En los últimos años, las celosías y los parasoles también han ido encontrando su lugar en la arquitectura residencial al tratarse de un sistema muy efectivo a la hora de tamizar la luz solar y mejorar los niveles de rendimiento energético. De hecho, se está empezando a experimentar con modelos que incorporan paneles fotovoltaicos que producen energía sin apenas impacto medioambiental.