Comprar una vivienda es una de las inversiones financieras más importantes que harás a lo largo de tu vida. Tanto si se trata de un inmueble de obra nueva que adquieres sobre plano como si es una casa ya construida, mientras seas titular de una propiedad tendrás que asumir unos costes fijos por su mantenimiento. Conocer esos gastos te permitirá planificar mejor tu presupuesto familiar y diseñar un modelo de ahorro más eficiente.
Presupuesto mensual: la mejor manera de hacer frente a los gastos de mantenimiento de una casa
La ecuación es bien sencilla desde el punto de vista teórico, y tan solo hay dos grandes variables a tener en cuenta: cuánto ingresas y cuánto gastas.
Este es un cálculo que puedes realizar sin demasiadas complicaciones cada mes y, aunque parezca que llevar un control exhaustivo de estos dos parámetros no aporta nada nuevo a lo que ya sabías acerca de tu dinero y tus ahorros, el mero hecho de tenerlos apuntados te va a ofrecer un conocimiento muy valioso acerca de tu hábitos de consumo y de cómo puedes favorecer al ahorro.
Para empezar, divide tus ingresos mensuales en dos grupos: los fijos, como la nómina, y los variables, como las horas extra, las comisiones o los incentivos. En otra hoja incluye todos los gastos que tienes a lo largo del mes siguiendo este mismo esquema: gastos fijos como los de la hipoteca, los seguros o las facturas de suministros y gastos variables como los de unas vacaciones o un regalo puntual.
En el último trimestre de 2018, los datos recogidos por el Instituto Nacional de Estadística reflejaban que la tasa de ahorro en los hogares había descendido al 12,5%. Esto implica que más del 42% de los españoles apenas consigue ahorrar más de 200 euros al mes.
Los gastos fijos de un hogar y los imprevistos que pueden surgir son dos de los grandes impedimentos del ahorro, motivo por el que una buena planificación resulta esencial. ¿Qué recomiendan los expertos? Intentar ajustarse a este esquema en la planificación de la economía: 50/30/20. El 50% de tus ingresos deberían estar destinados a los gastos fijos, el 30% a los variables y el 20% al ahorro.
Conocer con detalle cuáles son los gastos del hogar te permitirá ajustarte a este modelo de ahorro.
¿Qué gastos de mantenimiento de la casa debes incluir en el presupuesto familiar?
El importe de los gastos varía en función de las comunidades autónomas, el tipo de vivienda y la zona en la que está ubicada. Lo que no varían son los impuestos asociados a una propiedad:
- El Impuesto sobre Bienes Inmuebles.
- La tasa de basuras.
- La tasa de agua (en caso de que se aplique).
A esto tendrás que sumar los gastos mensuales que implica tener una casa:
- La hipoteca (en el caso de que estés pagando una).
- La comunidad de vecinos.
- Los suministros (agua, luz, gas, teléfono, Internet…).
Son dos categorías de gastos fijos y preestablecidos sobre las que, como usuario, no vas a poder realizar cambios significativos. Puedes reducir el consumo de agua o de electricidad en casa, pero no puedes evitar los gravámenes asociados a los servicios o las obligaciones tributarias como propietario de un inmueble.
Sin embargo, hay otros gastos sobre los que una buena rutina de seguimiento puede suponer un importante ahorro al final del año. El tiempo y el dinero que destinas a realizar reparaciones en casa se reduciría de manera significativa si aplicases un buen plan de mantenimiento para hacer frente al paso del tiempo.
Agua y temperatura: factores determinantes en el deterioro de una vivienda
De los 26 millones de casas que existen en España, más de la mitad tienen más de 30 años de antigüedad y 6 millones tienen más de 50 años.
El tiempo es un factor que juega siempre en contra de los hogares: cuanto mayor es la antigüedad de un inmueble, mayores son los problemas que afectan a sus tuberías, instalaciones eléctricas, paredes, pavimento, etc. No obstante, es posible ahorrar en las obras de rehabilitación más costosas si se adoptan las medidas necesarias para la protección del hogar en el día a día.
Cuando hablamos de paso del tiempo no nos referimos tanto al envejecimiento de las instalaciones sino al deterioro provocado por otros factores como el agua y la temperatura, que son los dos agentes más dañinos para cualquier edificio. Están siempre presentes de manera silenciosa y solo reparamos en ellos cuando el problema ya se ha instalado en las paredes, techos y otras estructuras de la casa en forma de grietas, humedades e incluso moho.
Pero el agua y la temperatura no solo afectan a la parte visible de tu casa. También son el desencadenante de problemas importantes en la instalación eléctrica, de la corrosión de cableados y tuberías y de la dilatación o contracción de los circuitos de aire y agua. Son tan poderosos que pueden atravesar paredes y cerramientos sin ninguna dificultad, migrando desde la cara donde la temperatura es mayor hacia donde es menor y provocando en este tránsito la temida condensación.
Este fenómeno está asociado a la aparición de desconchones en la pintura, manchas o, peor aún, colonias de hongos y otros microorganismos perjudiciales para la salud.
Mantenimiento y prevención: el secreto del éxito
Los denominados gastos de mantenimiento y renovación que todo propietario de una casa debe asumir suponen aproximadamente un 5% de sus ingresos mensuales. Mantener la casa en buen estado es un desembolso que tal vez no se note mes a mes pero para el que sí deberías tener reservado algunos fondos, sobre todo si no dispones de un seguro del hogar con el que hacer frente a algunos de los imprevistos más habituales.
Sin embargo, estos gastos insalvables que siempre tendrán que estar presentes en el presupuesto de la vivienda, se pueden reducir si inviertes en cerramientos de calidad. Las ventanas de PVC con doble acristalamiento son la manera más efectiva de combatir la humedad y los cambios de temperatura. Su eficiencia aislante se traduce en ahorro a corto, medio y largo plazo:
- A corto plazo notarás cómo se reduce el consumo de energía en casa y con ello la factura de la luz.
- A medio plazo consigues que el interior de tu hogar no sufra las consecuencias de la condensación.
- A largo plazo suponen una inversión en unas ventanas cuya vida útil está garantizada durante más de 50 años, tiempo más que suficiente para amortizarla.