No se trata de una técnica de iluminación innovadora, pero no se puede negar que es ahora cuando más popularidad ha adquirido. La retroiluminación, considerada hasta hace unos años una tendencia un tanto kitsch, ha renovado su imagen para ofrecer una alternativa de decoración con luz más elegante y atractiva.
El arte de decorar con luz
Una parte importante de las sensaciones que transmite un hogar depende del tipo de iluminación empleada. Los efectos lumínicos son una técnica de decoración con luz que, con muy pocos recursos, puede cambiar de manera significativa el ambiente de una estancia.
Decorar con luz es todo un arte. La orientación de la luz, su intensidad y su temperatura modifican la esencia de cualquier estancia como por arte de magia. Esos efectos lumínicos se agrupan en tres categorías, cada una de ellas apoyada en el empleo de un determinado tipo de lámparas o focos.
- Luz directa: es la que se emplea para destacar determinados objetos sobre otros. Un tipo de luz concentrada y sin filtro, directamente orientada hacia un objeto o superficie. No se emplea tanto como fórmula de iluminación general (crea muchas sombras) sino como solución puntual para leer, estudiar o destacar algún aspecto de la decoración de la estancia.
- Luz indirecta: es la alternativa más empleada en la iluminación de las habitaciones. Una luz que llena el espacio, que lo habita. En este tipo de soluciones no solo importa la fuente de luz sino su entorno. El juego con paredes, techo y suelo permite aprovechar el efecto rebote para potenciar o atenuar el potencial de la luz. Es la alternativa más empleada en la iluminación general de un espacio.
- Luz difusa: se emplea para aportar uniformidad al efecto lumínico. Este tipo de luz se caracteriza porque su incidencia no es directa: es el resultado de pasar por un filtro. La principal ventaja de las luces difusas es que, al contrario que las directas, no provoca sombra y, en comparación con las indirectas, no se refleja sobre las superficies.
¿Qué es la retroiluminación?
Dentro de las diferentes técnicas existentes para la decoración con luz está la de la retroiluminación. En esencia, se trata de un tipo de iluminación indirecta, de relleno o complementaria con la que los espacios no solo ganan en luminosidad sino en amplitud.
Como técnica de interiorismo y decoración, la retroiluminación se viene empleando desde los años 60 del siglo pasado en el diseño lumínico de espacios públicos: museos, bibliotecas, hoteles… Sin embargo, con la llegada de las luces LED y el abaratamiento de los costes, esta fórmula de iluminación ha ido ganando espacio en la decoración de los hogares.
Gracias a todos estos avances, la retroiluminación ha logrado colarse en espacios hasta ahora inaccesibles para las soluciones de iluminación convencionales: electrodomésticos, suelos y techos, la parte trasera de los muebles… Es una propuesta de luz regular, sin sombras ni deslumbramientos, que por su estupenda versatilidad se puede aplicar en infinidad de espacios.
Materiales empleados en la creación de estos efectos lumínicos
En la actualidad, hablar de retroiluminación es hablar de luces LED. Este acrónimo hace referencia a los términos light-emiting diode, o lo que es lo mismo, diodo emisor de luz. Este tipo de luces se ha convertido en una de las soluciones de iluminación artificial con mayor aceptación. No obstante, por las particularidades de su naturaleza, los LEDs presentan numerosas ventajas:
- Encendido instantáneo: desde el primer momento tienes la misma cantidad/temperatura de luz.
- Flujo constante: el chorro de luz es uniforme, homogéneo y lineal. Con las luces LED nunca se produce el efecto parpadeo.
- Ausencia de componentes contaminantes: en su fabricación no hay ni rastro de elementos como mercurio, cadmio, plomo, níquel o zinc.
- Costes muy bajos: a pesar de que la inversión inicial puede ser más alta, la instalación y el mantenimiento resultan más baratos que los de las bombillas convencionales.
- Larga duración: la vida útil de este tipo de luces se sitúa en torno a las 60.000 horas de uso, sin que los cambios de flujo o intensidad interfieran en ello.
- No irradian calor: emplean sus propios mecanismos de conducción y convección para disipar la temperatura.
- Aprovechan toda su potencia: presentan unos altos valores de eficiencia energética y apenas registran pérdidas.
Instalación de retroiluminación con luces LED
Dependiendo de cuáles sean tus expectativas de iluminación, es posible que necesites la ayuda de un electricista. En intervenciones sencillas que no requieran de instalación específica, tú mismo puedes adquirir las tiras de LED y adherirlas a las superficies que te interesen (por ejemplo, la parte trasera de un televisor).
Pero si quieres sacarle el máximo partido a las luces LED, te interesa que un profesional te oriente acerca de su uso y se encargue de realizar la instalación eléctrica. A pesar de que se trata de un proceso sencillo, los temas de electricidad es mejor ponerlos en mano de quienes saben.
Un electricista sabrá identificar los mejores puntos de alimentación para tu sistema de retroiluminación, facilitarte otras prestaciones como regular la intensidad o los cambios de color y garantizar que las luces están ubicadas en el espacio adecuado para evitar su deterioro. En este sentido, es posible que también necesites a un escayolista o albañil que se encargue de la creación de foseados para una colocación más discreta de las luces.
Tipos de iluminación según su objetivo
La iluminación del hogar mediante el empleo de luces artificiales plantea diferentes formas en función de los objetivos que persiga.
- Iluminación general: es la principal fuente lumínica de una estancia, la primera que enciendes al entrar en ella. Se suele utilizar con el formato de lámparas grandes.
- Iluminación de acento: basada en el efecto de luz directa, es la que se emplea para destacar determinadas zonas/objetos. Suele presentar el formato de foco dirigible.
- Iluminación funcional: son luces de apoyo a la luz general. Su función es la de facilitar determinadas actividades, por ejemplo, el uso de un escritorio. El formato de lámpara LED se ha extendido mucho en este tipo de iluminación.
- Iluminación de ambiente: estas luces están destinadas a generar sensaciones agradables en la estancia. Son luces indirectas y difusas que transmiten tranquilidad y hacen que las habitaciones resulten más acogedoras. Es aquí donde la retroiluminación muestra su gran potencial en lo práctico y en lo estético.
¿Dónde emplear la retroiluminación dentro de casa?
Ahora que ya conoces las particularidades de la retroiluminación (luz indirecta o difusa a través del empleo de LEDs y con el objetivo de crear ambientes), toca pasar a la práctica. ¿Dónde se puede aplicar este tipo de solución de iluminación?
Cualquier estancia de la casa es un buen emplazamiento para el uso de retroiluminación. Además, al emplear luces de LED, este sistema reduce de manera considerable el consumo de electricidad en casa, favoreciendo a un hogar mucho más eficiente.
La clave del buen uso de este recurso para explotar su doble faceta, la funcional y la estética, no está tanto en el tipo de estancia sino en la ubicación de las luces dentro de estas. Los lugares más prácticos para la colocación de este tipo de iluminación LED son:
- Cornisas: es una excelente luz de relleno orientada hacia el techo. La luz, al rebotar en este, no solo remarca el perímetro de la cornisa sino que aporta una agradable luminosidad a la estancia. Para poder emplear este recurso de forma estética es indispensable disponer de perfiles, tableros o molduras. En general, cualquier espacio premoldeado que recorra el perímetro del techo a modo de repisa aérea será suficiente para camuflar las luces.
- Fosas: la dirección de la luz es de arriba hacia abajo en caída vertical. Este tipo de retroiluminación solo es posible cuando existe un falso techo, ya que la caída de la luz se produce justo en la línea que une a este con la pared. Es un tipo de retroiluminación destinado a romper esa uniformidad, generando una llamativa sensación de altura y profundidad en las paredes de la estancia.
- Perfiles empotrados: se diferencia de las dos anteriores formas de retroiluminación en que en este caso el ‘truco’ queda a la vista. Se denominan perfiles empotrados porque la luz se coloca en el interior de un perfil de aluminio sin marco que además actúa como difusor. La luz queda empotrada en el interior, pero los perfiles son perfectamente visibles. Es un tipo de retroiluminación muy empleado en las estancias de decoración minimalista: limpio y sencillo.
- Muebles: son luces decorativas que complementan a la iluminación general. Su aplicación directa en lugares como la parte trasera del cabecero de la cama o el mueble del televisor permite generar efectos lumínicos lineales de gran atractivo. Lo más habitual es emplear tiras de LED autoadhesivas que no requieren de ningún tipo de instalación especial y que, con un poco de paciencia, puedes colocar tú mismo.